¿Cuánto contamina un coche eléctrico?

¿Cuánto contamina un coche eléctrico?

¿Cuánto CO2 emite un coche eléctrico?

Sí, los coches eléctricos también contaminan y emiten CO2, aunque no en el proceso de conducción, puesto que su tecnología de propulsión se basa en la energía eléctrica liberada por sus baterías.

Por tanto, se podría decir que los coches eléctricos no contaminan directamente, pero sí de manera indirecta. Las principales causas de contaminación de estos vehículos radican en su proceso de producción y de recarga.

La segunda parte, es de sobra conocida por todos. Las baterías de un vehículo eléctrico obtienen su energía de fuentes de electricidad y, dado que, a las energías renovables y no contaminantes, en España, aún les queda un largo trecho para poder cubrir la demanda completa del mercado, el gas natural sigue entrando en el juego, con su consecuente emisión de CO2.

El otro punto conflictivo es la fabricación de estos vehículos. Por una parte, a lo largo del proceso de producción de las baterías, o de la misma carrocería, se emiten gases tóxicos que contribuyen a la contaminación del medioambiente. Además, ciertos materiales escogidos para sus componentes, como el litio de las baterías, no se pueden reciclar, por lo que generan un cúmulo de desperdicios tóxicos al fin de su ciclo de vida útil.

¿Cuánto contamina fabricar un coche eléctrico?

Según un estudio realizado por la casa Volvo, fabricar un coche eléctrico contamina un 70% más que uno de gasolina. Este estudio parte de la fabricación de dos de sus modelos, uno de combustión y otro equivalente a este, pero eléctrico. Mientras que el de combustión, el Volvo XC40, genera 14 toneladas de CO2, el Volvo eléctrico C40 genera 25 toneladas de dióxido. No obstante, desde la casa automovilística señalaron que, a partir de 2030, solo fabricarán coches eléctricos y tienen una firme apuesta por conseguir cero emisiones de CO2 para la siguiente década, incluyendo el proceso de fabricación.

Recargar el coche con energía 100% verde aún no es posible

Aunque España se sitúa como uno de los países líderes en el desarrollo de energía limpia, el mix que cubre la demanda del país actualmente sigue dependiendo en gran medida de fuentes no renovables o contaminantes, sobre todo, del gas natural.

Fuente: Red Eléctrica (REE)

En los últimos años se ha incrementado la inversión para la mejora del almacenamiento energético, de manera que se pueda usar esa energía en los periodos durante los que la generación de renovables cae contra el ciclo combinado. Pero aún queda camino por recorrer hasta darle la vuelta al escenario y, en consecuencia, esta situación afecta directamente a la recarga de los coches eléctricos.

El litio y las tierras raras

El litio, que es el principal componente de las baterías de los vehículos eléctricos, tanto en el caso de los puros, como HEV o PHEV, es también un recurso limitado y altamente contaminante. Además de este material, hay otros compuestos que también se utilizan en el ensamblaje de las baterías, como el níquel, el manganeso, o los fosfatos, y que son igualmente dañinos para el medioambiente.

Y, más allá de las baterías, los motores de los coches eléctricos cuentan con otros químicos en su composición, las tierras raras, unos elementos que también se utilizan en los smartphones y aparatos tecnológicos similares. Estos compuestos, que no solo son limitados, sino que además, se obtienen mediante un proceso de extracción en minas, con la consecuente contaminación directa que conllevan este tipo de explotaciones.

Comparación con un coche de gasolina

Ahora bien, ¿cuánto contamina un coche de gasolina? Tomando como ejemplo un coche de gasolina que tenga un consumo medio de 6,5 l/100 km, emitiría 14,95 kg de CO2 por cada 100 kilómetros recorridos. Es decir, que emite 5,9 veces más CO2 que un coche eléctrico. Si a esto se le añade la contaminación que produce la obtención de 1 litro de gasolina (404,4 g de CO2), el resultado serían 2,704 kilos de CO2 por 1 litro de gasolina desde su extracción hasta la puesta en marcha. Por tanto, en estas condiciones, las emisiones de un coche de combustión son casi 7 veces mayores que las de un coche eléctrico.

En 2018, la Agencia Europea del Medioambiente (AEM) publicó un informe comparativo de los niveles de contaminación entre coches eléctricos y de combustión. La conclusión fue que, “aunque las emisiones son más altas en la fase de producción de los coches eléctricos, se compensan con creces con las emisiones más bajas en la fase de uso”. De hecho, el informe confirmó que las emisiones de los coches eléctricos “durante todo su ciclo de vida, son entre un 17% y un 30% más bajas que las de los automóviles de gasolina o diésel”.

Además, por el efecto directo que tiene el mix de energías del mercado eléctrico, la AEM prevé que para 2025 “las emisiones del ciclo de vida de un vehículo eléctrico podrían reducirse en al menos un 73%”.

Conclusión: los coches eléctricos no solo contaminan menos que uno de combustión si se analiza el cómputo total desde la fabricación hasta su fin, sino que además es solo el comienzo de esta tecnología, cuyos avances crecen de manera exponencial cada año con la apuesta por mejorar tanto sus prestaciones como su proceso de fabricación.


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